GeoAI: el siguiente nivel de precisión en la medición del impacto ambiental a través de la inteligencia artificial

Ante el auge de los fenómenos climáticos extremos, las crisis que estos provocan y la toma de conciencia sobre el carácter finito de los recursos naturales, la inteligencia artificial geoespacial (GeoAI) se erige como una herramienta indispensable para medir y mitigar el impacto ambiental de forma efectiva. La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad tanto para la Administración pública como para el tejido empresarial en su conjunto.

Si bien es cierto que el “trabajo de campo” sigue siendo necesario para garantizar el rigor científico y metodológico, encuentra en la GeoAI un aliado para optimizar los procesos. Disponer de la capacidad de analizar los ecosistemas y la habitabilidad de las ciudades con datos satelitales. Poner el mapa al servicio del territorio, garantizando la extracción de información sobre lo que sucede en cualquier área geográfica a nivel global.

¿Qué es la GeoAI y como puede ayudar en la medición del impacto ambiental?

La GeoAI es la combinación entre inteligencia artificial y datos satelitales con el objetivo de ofrecer una visión precisa del entorno natural y urbano. A diferencia del “trabajo de campo” o los sistemas tradicionales de procesamiento de datos, esta tecnología permite el análisis en tiempo real de grandes volúmenes de datos geoespaciales. Esto se traduce en una capacidad sin precedentes para cuantificar con precisión el impacto ambiental de las actividades humanas: desde la construcción de infraestructuras hasta el desarrollo de proyectos de energías renovables.

Principales aplicaciones en la medición del impacto ambiental

  1. Efecto islas de calor urbanas (UHI): analizar cómo se comportan las temperaturas en las ciudades con respecto a las áreas periurbanas gracias a datos de toda la superficie terrestre, incrementando los datos que proporcionan las estaciones meteorológicas. Determinar qué factores ambientales y socioeconómicos guardan relación con ello para una planificación urbanística inteligente.
  2. Seguimiento de actuaciones: en ocasiones, hacer un seguimiento exhaustivo a los hitos asociados a la construcción de una infraestructura es complejo y tedioso. Las imágenes satelitales permiten analizar qué sucede en una infraestructura de forma precisa y sin necesidad de desplazamientos.
  3. Predicción de fugas de agua: los datos satelitales y los algoritmos de inteligencia artificial (IA) no lo son todo. Sin embargo, esta información junto con datos relativos a la red hidráulica puede ayudar a predecir las fugas de agua en la red de saneamiento y abastecimiento del agua con una precisión del 80 %.
  4. Medición de la huella de carbono: monitorización y análisis en tiempo real de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), proporcionando datos detallados sobre la contribución de proyectos específicos al calentamiento global.
  5. Evaluar e identificar capturadores de CO2: conocer la capacidad de captura de carbono de superficies singulares como el suelo permeable o la posidonia en los océanos, algunos de los principales y más complejos capturadores de CO2 con mayor impacto ambiental.
  6. Monitorización de la deforestación: cumplir con el Reglamento de la Unión Europea (UE) sobre deforestación. Garantizar que los procesos productivos no suponen un impacto en la masa forestal e, inclusive, justificar los proyectos de revegetación impulsados por las compañías.
  7. Análisis de la calidad del agua y del aire: los datos satelitales junto con modelos de inteligencia artificial (IA) pueden identificar fuentes de contaminación, determinar la calidad del aire, el agua e incluso predecir la dispersión de contaminantes. Análisis fundamentales para garantizar la salud pública y cumplir con los más altos estándares que atañen a la normativa medioambiental.

GeoAI y transición energética: realidad de las energías renovables

La aplicación de la GeoAI no solo se limita a la mitigación o medición del impacto ambiental. Disponer de inteligencia geográfica precisa juega un papel crucial en la transición e independencia energética. Conocer cómo afectará a los ecosistemas la implantación de un huerto de placas solares fotovoltaicas o un proyecto eólico es posible gracias a esta tecnología.

Evaluar el estado en que se encuentra el patrimonio natural de las áreas implicadas antes y después de la implementación de los proyectos. Desde la identificación del potencial solar de cubiertas y terrenos hasta la estimación de la reducción de emisiones de CO2, las consultoras especializadas pueden utilizar estos datos para optimizar los proyectos y maximizar sus beneficios medioambientales.