LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA EN ESPAÑA: TECONOLOGÍA EN EL CAMINO HACIA LA RESILIENCIA

LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA EN ESPAÑA: TECONOLOGÍA EN EL CAMINO HACIA LA RESILIENCIA

El 81% de los habitats terrestres de la Unión Europea están en mal estado. El pasado 25 de febrero de 2024, la Eurocámara aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza, una herramienta fundamental en materia de biodiversidad que pretende restaurar, de aquí al año 2030, al menos el 20% de las áreas terrestres y marítimas

El Reglamento establece objetivos jurídicamente vinculantes con plazos concretos para la restauración, destacando los siguientes:

  • Establecer medidas en el 20% de los ecosistemas que necesiten restauración para el año 2030 y en el 100%, para el año 2050.
  • Restauración del 30% de los tipos de hábitat de Red Natura 2000 hacia 2030, el 60% en 2040, y el 90% en 2050
  • Restablecimiento del área favorable de referencia en habitats de Red Natura 2000 en el 30% del área, en 2030 el 60% en 2040 y el 100% en 2050.
  • Completar las lagunas de conocimiento, conociendo el estado de conservación del 90% de los hábitats para 2030, y el 100% en 2040.
  • Cumplir el principio de no deterioro significativo de las áreas restauradas o en buena condición.
  • Evitar la pérdida neta de espacios verdes urbanos y la cobertura verde de los mismos, hasta 2030y aumentar su área a partir de 2031.
  • Inventariar las barreras artificiales en ríos, eliminando las necesarias hasta lograr 25.000 km de flujo libre en la UE, hasta 2030 y completar con otras medidas que mejoren la conectividad natural de los ríos.
  • Mejorar las poblaciones y evitar el declive de los polinizadores, antes de 2030, incluyendo metodologías específicas para el seguimiento y la evaluación.
  • El objetivo es mejorar la biodiversidad en los ecosistemas agrarios, alcanzando los valores meta del índice de aves comunes en 2030, 2040 y 2050, y logrando para 2030 avances positivos en al menos dos de los siguientes tres indicadores: el índice de mariposas de pastizales, las reservas de carbono orgánico en suelos minerales de tierras de cultivo y la proporción de superficie agraria que integra elementos paisajísticos de alta diversidad.

En España, esta  Reglamento se traslada directamente al ordenamiento nacional, puesto que no require transposición y es aplicable directamente. El MITECO, recientemente, publicó el documento “Directrices y Criterios para la Restauración Ecológica en España”, estableciendo una hoja de ruta detallada para revertir la degradación ambiental y poder avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible.

Los aspectos más importantes de este documento son:

  • La definición del marco legal y normativo.
  • El diagnóstico del estado ecológico de nuestro país.
  • El asiento de las bases del Plan Nacional de Restauración.
  • Las estrategias para los distintos ecosistemas.
  • La participación colaborativa de todos los agentes implicados (técnicos, científicos, politicos, etc.)
  • El seguimiento y evaluación de los proyectos desde el diseño.
  • Reconocer la necesidad de inversion incidiendo en su rentabilidad a medio y largo plazo.

La hoja de ruta: el Plan Nacional de Restauración

En un contexto de crisis ambiental global como en el que nos encontramos, la restauración ecológica es una necesidad. La ONU estima que restaurar los ecosistemas naturales a gran escala permitiría evitar más del 60 % de las extinciones futuras. En España, el 74 % de los hábitats presentan un estado de conservación desfavorable, por lo que el desafío es especialmente crítico. El nuevo Reglamento de Restauración de la Naturaleza, como ya se ha indicado, obliga a los Estados miembros a restaurar al menos el 20 % de su territorio antes de 2030, lo que en el caso español supone intervenir en más de 10 millones de hectáreas.

Como respuesta a este reto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico lidera la redacción del Plan Nacional de Restauración, que sería desarrollado y coordinado entre las distintas administraciones, participando la sociedad civil y todos los agentes implicados. Este instrumento estratégico serviría para:

  • Definir objetivos y priorizar las zonas a restaurar
  • Concretar las medidas a implementar en cada uno de los escenarios
  • Establecer mecanismos de financiación 
  • Lanzar un sistema de seguimiento y evaluación

Este plan deberá desarrollarse, de forma coordinada, entre las distintas administraciones con competencias sectoriales, con la participación activa de la sociedad civil y de todos los agentes implicados.

Experiencias previas para planificar el futuro

España cuenta con un importante bagaje de proyectos pioneros y una comunidad científica y técnica experimentada, pero, hasta ahora, las acciones de restauración han sido poco sistemáticas. Para cambiar el rumbo de esta situación, el Plan Nacional de Restauración se apoyará en herramientas existentes, como la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde, Conectividad y Restauración Ecológicas (aprobaba por la Orden PCM/735/2021) y el Plan Estratégico Estatal del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (Real Decreto 1057/2022, de 27 de diciembre). El objetivo de este modo de trabajo es integrar la restauración ecológica en otras políticas sectoriales como la ordenación del territorio, la gestión del agua, la agricultura, el cambio climático o la conservación de la biodiversidad.

Adaptación al territorio, soluciones basadas en la naturaleza

Las medidas contempladas en el Plan se adaptan a las características y problemáticas de cada tipo de ecosistema —ya sean terrestres, marinos, urbanos o agrarios—. Se identifican presiones específicas como la fragmentación de hábitats, el abandono del medio rural o el aumento de incendios forestales, y se proponen soluciones basadas en la naturaleza para restaurar la funcionalidad ecológica y mejorar la resiliencia del territorio.

Uno de los elementos más transformadores del enfoque propuesto es su apuesta por una gobernanza colaborativa. La implicación activa de ONG, empresas, científicos, técnicos y ciudadanía no solo refuerza la legitimidad de los proyectos, sino que también garantiza su sostenibilidad a largo plazo y su adecuación a las realidades locales.

Ecosistemas prioritarios y acciones concretas

Aunque el objetivo prioritario es restaurar los hábitats y especies incluidos en las directivas europeas, el alcance del plan va más allá. En el ámbito urbano, se establecen metas de incremento progresivo de la superficie verde a partir de 2031. Para los ríos, se prevé recuperar su continuidad ecológica e hidrológica, lo que implicará, entre otras cosas, retirar obstáculos artificiales como motas o presas que fragmentan los cauces.

En los ecosistemas agrícolas, se buscará mejorar el contenido de materia orgánica en los suelos y aumentar la presencia de elementos del paisaje beneficiosos para la biodiversidad, como setos, lindes naturales o bosques en mosaico. En el entorno forestal, las acciones estarán orientadas a reducir la vulnerabilidad frente a incendios, enriquecer los suelos en carbono, fomentar la diversidad biológica y promover la presencia de madera muerta como indicador de buena salud ecológica.

Además, la normativa europea recoge el compromiso de plantar 3.000 millones de árboles en el conjunto de la Unión Europea como medida adicional de mitigación y adaptación al cambio climático.

Seguimiento, gobernanza y calendario

Para garantizar el éxito del proceso, el Plan Nacional incluirá indicadores comunes y protocolos estandarizados de seguimiento y evaluación. Cada Estado miembro deberá presentar su plan antes de agosto de 2026.

En España, este trabajo está siendo coordinado por el MITECO, en colaboración con las comunidades autónomas —que son responsables directas de ejecutar las acciones en sus territorios—. También están implicados otros ministerios como los de Agricultura y Sanidad, junto a entidades científicas, universidades, organizaciones sociales y otros agentes relevantes.

La misión de ALTÁCIA

En un contexto en el que la restauración ecológica debe escalarse territorialmente, medirse con precisión y optimizar cada euro invertido, la tecnología se convierte en una aliada imprescindible. Desde ALTÁCIA apostamos por poner la inteligencia ambiental en proyectos de restauración.

Aplicamos tecnologías como la teledetección, el análisis de datos geoespaciales y la inteligencia artificial para:

  • Identificar zonas prioritarias de intervención mediante modelos multicriterio.
  • Evaluar el estado de conservación de hábitats de forma remota y recurrente.
  • Monitorizar en tiempo real indicadores ecológicos (cobertura vegetal, humedad del suelo, conectividad, etc.).
  • Verificar el éxito de las actuaciones a medio y largo plazo.
  • Anticipar riesgos ambientales como incendios o desertificación.

Estas herramientas permiten aumentar la transparencia, mejorar la toma de decisiones y garantizar resultados verificables. Pero la tecnología por sí sola no es suficiente: debe estar guiada por criterios ambientales sólidos, experiencia técnica y procesos participativos.

En ALTÁCIA creemos que la restauración ecológica debe ser una política de país y, al mismo tiempo, una oportunidad para aplicar soluciones innovadoras con impacto tangible. Por eso podemos trabajar junto a administraciones, empresas y entidades sociales para diseñar estrategias eficaces, justas y adaptadas a cada territorio.